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ateo poeta

 

Corazones afilados, qué herida lejana

o con qué otro armamento

fueron abatidos.

 

Arenas en mis pies cansados

de la propaganda.

 

Interrumpo la rutina cruda del dolor.

 

Muere tanta inteligencia en su larva

que hay una misión encabezando

al contendiente.

 

Rastrojos

en sindicación con un ártico

oasis por ser.

 

Ansiedad del eclipse si subsiste

la levadura madre.

 

Tiritan las premisas categóricas

en su muy externo

fuero.

 

La omisión de la palabra

y cualquier renuncia te devuelve

a la coyuntura.

 

El cuerpo en trance

de su naufragio radical

no resulta baladí.

 

 

Fotografía: Daido Moriyama

 

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