Es inútil
sustraerse
a esa pulsión.
El deseo muerde
y desgarra
por dentro.
Enfila hacia el dique,
inunda.
Desordena
la monotonía.
Su quietud apenas
es ojo avizor.
Sed de mar
y rendición
al naufragio.
La palabra verdadera,
el pacto de sangre
circular.
Es inexplicable, pues,
que yo continúe aquí
diligente y amarrado
a las funciones
encomendadas.
Fotografía: Nobuyoshi Araki
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