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ateo poeta

 

Del fondo hambriento de un violín

me llega un catálogo racional

de la dentadura con que me amas.

 

O que te sirve para ponerle un dique

a los silencios antes de que avancen

a la línea de empaquetado.

 

Porque en ese grado de residencia,

en las frutas al alcance de la mano,

sí que hay atisbo de navegación

y de luz y de dulce equilibrio.

 

Y esta mañana fría aún no he dicho cerezas,

piel virtuosa, lobos, remanentes.

 

 

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