Sumando nubes escarpadas,
horas benéficas y panales de ojos
que reparten su amor carnoso
por los buzones y lechos floridos.
Considerando que los espejos
dictaminan una percepción parcial
y que nadie les solicitó su acuerdo
a los grandes mamíferos y qué
otras joyas podrían decorarnos.
Entreabriendo las celosías
de la donación a hierro y fuego
y de las amistades mensajeras
que picotean entre las alas
a cal y canto.
Escogiendo la negra lencería
y las marcas delebles de lo escrito
y pronunciado por los labios
independientes, escudriñando
tu lección de algodón y libertad
cuando voy a adquirir las frutas
del sagrado día.
Ausentándome de las carreteras
y de la caña de azúcar y de la flauta
repetitiva como lluvia persistente,
con los gestos de la cintura
que dejan de lado lo nefasto.
Definiendo los ángulos y aristas
nacaradas donde una paz de cien
años anide y donde librar mis guerras
incruentas y besar tus velos
y tus aristas y tus ángulos aunque
sea de una forma tangencial.
Y ahora se presentará sin permiso
otra multitud de sueños exigiendo
su imposible domesticación.
Fotografía: Alek Kindus
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