Mientras todos los átomos
se deslizan por la rampa
hacia su muerte
segura,
un minúsculo bache,
una irregularidad
por sorpresa
puede conseguir
que algunos abandonen
esa trayectoria
y se reúnan
en la volátil perspectiva
en picado,
por un tiempo memorable
hasta que otra lluvia,
ajena a su dicha,
determine de nuevo
la precipitación.
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