Ellos usan el cantonés,
que es un tipo de chino
en disputa continuada
por su derecho
a la distinción
de esa madre patria
tan temida
y tortuosa.
Yo uso el castellano
en mis diatribas
francotiradoras,
aunque en la escena
internacional
lo llaman, simplemente,
español ajenos
a nuestras líneas
movedizas.
El inglés
con el que creemos
entendernos cuando
estamos sobrios
y gesticulamos,
es como una bandera
blanca.
Luego cada cual vuelve
a sus íntimos
reductos
y a saber si se aclara
consigo mismo.
Fotografía: Marc Riboud
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