Podría parecer
que a los heridos y vapuleados
siempre nos persiguen
los mismos fantasmas.
Que ya no hay motivación
ni calorías
para enunciar sueños
y joviales quimeras.
Que solo nos cabe
naufragar
a bordo de la línea rota.
Que, miopes, jamás
veremos allende
de nuestra amada
nariz.
Podría parecer de segunda
mano todo límite
al proyecto, y sin lubricar
la tornillería
de la presunta potencia.
Que esperen corriendo
al oír el clamor del hambre
y de la mala leche
y a las municiones de flores
porque aun tenemos
cuerda para rato.
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