Los aviones
y los aeropuertos
ayudan mucho
a la transcendencia.
Te preguntas por qué
tan a menudo eres
un extraño,
un forastero.
Por qué miras desde
otro mundo igual
de inestable.
Las certezas, el amor,
el idioma
se disuelven
como en el té
los azucarillos.
Pero puedes confiar
en mí.
Hay una sed
de humanidad
y de armonía
que me avala.
Lo que no puedo
dar
es lo que no soy.
He visto la sangre
innecesaria
y soy ajeno.
Quise huir pero ya sé
que todo
está unido.
Ascender a las nubes
precipita la caída.
Mis pies siempre
regresan
a lo que ha muerto.
Mis labios no son
los de ayer.
He visto el ensañamiento
y no comulgo.
Piedras vivas, animales
de ciudad.
Un tiempo gastado.
Incluso los nómadas
precisan agarrarse
a una afirmación.
Tomar tierra, decidir.
Fotografía: Alvaro Minguito
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