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ateo poeta

Nos hicimos fotografías
con mucho deseo,
poca ropa
y el tiempo
justo.

Por la ventana no sé
si nos llegaron
a observar
los obreros
de la construcción
adyacente.

Nosotros con un té
de arroz japonés
e invocando
lo sublime.

Ellos con su cerveza
en una mano
y el pitillo en la boca
dándole lustre
a las paredes.

Todos concluimos
la jornada
con plena
satisfacción.

 

Fotografía: Carl Von Vechten

 

 

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