A menudo yo no elijo
sobre qué escribir.
Es tan apabullante
lo que ocurre
a mi alrededor
que se me inocula
sin que pueda
evitarlo.
La muerte súbita
de una persona cercana
a unos amigos
de largo aliento.
El tumor cerebral
de la madre
de una mujer
a la que conocí
apenas unos días
pero que sigue
mostrándome
su corazón claro
de par en par.
Alguien recuerda
la paciencia y el coraje
de Frida Kahlo
lidiando con sus dolores
múltiples
después de un fatal
accidente
sin descuidar por ello
sus múltiples
amores.
Una poeta
que vuelve a casa
lamentando
la falta de recursos
en el hospital
donde palían
como pueden
el cáncer
de su madre
y sucumben no pocos
en los pasillos.
Y con este panorama
quién soy yo
para quejarme
de un simple
constipado,
por más que lleve
dos semanas
haciendo
de las suyas.
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