Puedo entender que moderen
sus pasiones, la frialdad calculada
para no acabar malheridos.
Esa pragmática actitud
ante el fuego y la ola y la espuma
que son capaces de congelar
en sus acuarelas
de luz efusiva, sin miembros
ni dolor.
Las que me siguen escamando
son sus extremas válvulas
de escape.
Fotografía: Miguel A. Martínez
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