Todavía me quedo
estupefacto
con esas mujeres
que cambian,
a la velocidad
de la luz,
de parecer.
Donde hace
unos segundos
afirmaban
"te quiero tanto"
ahora cuelgan
el cartel de
"ciao,
no me convienes."
Quizá sea
comprensible,
pero a mí
me provocan
numerosos
cortocircuitos.
Fotografía: Sofía Santaclara
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