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ateo poeta

 

El mar acercó su albedrío

a tu cuerpo que no cesaba

de brillar.

 

Regreso al pez del tamaño

de tus deseos, por si muere

el azul.

 

Eres dichosa e influyes

en la brisa que peina.

 

 

 

Ilustración: Pedro Peinado

 

 

 

 

 

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