Por debajo del maquillaje
no somos más reales
ni mejores.
O eso estiman
quienes no cesan
de ponerse una capa
sobre otra.
Por muchos afeites que usemos
para cubrirnos
o por mucha desnudez
natural que exhibamos,
lo que más nos atrae
siempre salta
a la otra orilla.
Ilustración: Alexa Meade
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