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ateo poeta

 

En el restaurante observo un mapamundi.

 

Varsovia se halla en una latitud a la par

de Londres y Berlín.

 

Más al norte está Moscú del que solo

conozco su aeropuerto de un cierto

domingo en tránsito.

 

Si deslizo el índice de mi mirada

un poco más al sur, me inundan

la memoria las ciudades acuáticas

de Praga y Viena.

 

Yo ahora mismo echo mis raíces

a bastante distancia de Varsovia y de

Madrid y de Estocolmo.

 

Y me prodigo más con los países

emergentes, así los llaman,

del sureste asiático.

 

Sin embargo, no pierdo detalle

de la precisa geografía donde resulta

probable, e incluso deseable,

que nos encontremos.

 

 

Fotografía: Miguel A. Martínez

 

 

 

 

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