A mi alrededor no hay dunas de nieve
enfurecida helándome la palabra,
ni saca a relucir sus mil lenguas de
muerte y fuego un volcán al que
la superstición creía
benévolo.
El clima es suave, sí,
aunque las pasiones continúan
oscilando como siempre.
Fotografía: Miguel A. Martínez
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