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ateo poeta

 

 

Unos jubilados alemanes piden chinchos

y xouvas a mi lado, y una botella de Albariño.

 

En lugar de deudas y tragedias, su sonrisa feliz

y pensionista, su pelo níveo, el sol del noroeste

generoso hoy.

 

¿Cómo será una vida sin más preocupaciones

que la elección del menú? ¿Qué nos merecemos

por nacer a un lado de la tormenta? De verdad,

¿qué nos merecemos?

 

Hoy no pretendía dedicarme al género

costumbrista. Pero hay tanto jaleo en casa,

un sobrino de cuatro años, si lloverá más tarde,

qué vamos a cocinar, planes, playas,

que es imposible escribir.

 

No estamos en Grecia, pero me siento

en una roca a contemplar lo absoluto

como un dios del Olimpo.

 

 

Fotografía: Man Ray

 

 

 

 

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