Los viajes ciertos, lo excepcional,
las pasiones desbocadas
no pueden ser rutina,
sino manjares exquisitos.
La felicidad, de contrabando.
La música en el corazón.
Descifrar esta endemoniada
relojería del mundo
y en trance,
hasta que rompa el alba.
Leer en tus ojos mi flor
tatuada y que el silencio
sea relámpago
y premio
por este persistir,
savia de toda materia.
Ilustración: Robert Kipniss
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