Viene un charlatán y se despacha a gusto:
disparando banalidades y fantasiosos
juegos de palabras
a discreción.
Y todos son vítores, genuflexiones,
doctor honoris causa.
La pléyade de admiradores
de tan tortuoso altavoz y suprema pedantería
no deja de maravillarme
y romperme el corazón.
Fotografía: Mai Oltra
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