Pasos a nivel
En la piragua celeste surcamos el olvido
de la fábrica de nieve y los peces epicúreos comen
en nuestras manos ligeramente saladas.
Rompemos olas y aguas. Quebramos nuestras
cinturas de un placer subliminal y sonoro.
Las algas intrépidas vigilan nuestras lenguas
ya saladísimas y picantes.
Dormito dos horas en la orilla de tu mirada
mientras la cronología nos observa a conciencia
y no hay voz poética ni unívoca que pueda resistirse.
Los cangrejos ubicuos reparten autógrafos.
Me muerdes los pezones residuales en cada nuevo
catre que nos vuelve locos de especie. Nadas
en mi vacío y me llenas de cometas libérrimas.
Predicen un blanco firmamento para las
próximas invasiones de coral.
Exudamos una escuela semiótica, nunca sádica
ni masoquista, cuando no hace frío y la vida es
un acordeón.
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