Y digo (proclamo)
que los viajes son largos silencios
expropiados a la crueldad de los niños
y al tesón amurallado de las frentes;
someros paisajes de llanuras concéntricas,
gloriosos otoños en cristal tallado.
Tú, cuerpo casual, pierna contra mi pierna,
retén en la memoria aquella exacta piedra
que el justo azar ha elegido para no ser nada.
Agarra mi mano
(la misma que ayer no logró salvarte)
ella será la señal de que el tiempo corre
y tú serás siempre el preso de los astros.
Agarra mi mano
y multiplícala hasta hacerla todos los caminos.
Estas vías son mis brazos sacrificados
en honor a tu huida inútil,
a mi inútil fe sin paracaídas.
Ana Pérez Cañamares, Poemas que escribí con 20 años
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