El mundo está muy dividido.
Uno se asoma ahí fuera
y no encuentra más que ultrajes,
la administración sádica y tortuosa
de un sufrimiento inconcluso,
una historia sangrienta
abanderada por quienes ostentan
los cetros del mando.
Después uno le toma el pulso
a sus sueños y no halla
más que cuerpos voluptuosos,
manos delicadas y tiernas
apaciguando todo temor y vacío,
una lengua sabia e irónica
que mantiene a tu inteligencia
en constante estado
de turbación.
Hay que denunciar esa brecha
y esclarecer, por fin, el lado
de la barricada por el que tomamos
partido.
Fotografía: Gloria Rodríguez
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