cuatro poemas de Karmelo C. Iribarren
LA FÓRMULA
Hay que estar preparados para lo peor
y disfrutar de lo bueno.
Esa es la fórmula.
Saber que nada es duradero;
que la palabra siempre
es engañosa, falsa, equívoca;
que lo que hoy nos une eternamente,
mañana será polvo, odio quizás, historia de la mala;
que la vida se venga en la felicidad.
Saber que será así, o podrá serlo.
Y vivir como si el tiempo nos debiese algo,
como si fuese nuestro,
exigiéndole al contado lo que nos pertenece.
EL DÍA DE MAÑANA
Acabaremos cansándonos del amor,
o él se cansará de nosotros,
es simple ley de vida.
Por eso te digo
que sería conveniente
que empezáramos a aficionarnos
a los puzzles, o que aprendieses
a jugar con el ordenador.
La vejez dura mucho últimamente,
y además empieza antes.
No quiero que el día de mañana
me responsabilices
del páramo que nos espera.
PARA EL ODIO Y LA GUERRA SIEMPRE HAY TIEMPO
Es falso,
entre un hombre
y una mujer
no cabe perdón alguno.
Por más
que sigan juntos,
y que las cosas les vayan bien
-mucho mejor incluso
de como suelen irnos
las cosas normalmente-,
la pequeña fisura seguirá abierta
en su memoria, esperando
a que los días duros lleguen,
para partirlos en dos.
DE COPAS CON CIORÁN
Con los días contados,
chaval, así vivimos
todos. Esperando
a que nos tachen
de la lista. Distrayendo
la espera con tragos
y canciones. No hay más.
Puedes llorar o morirte
de risa. Como prefieras.
Karmelo C. Iribarren, Serie B (1998)
Fotografía: Peter Hapak
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