Cada mudanza alberga
el telúrico proyecto
de la fertilidad.
Irnos
para dejar ir
y nacer.
Cambiar de lugar
y de aires:
sedimentación,
extrañamiento.
Que nos inspiren
otros ángulos y equilibrios
de fuerzas.
De ultramar: simbiosis,
urdimbres, adjetivaciones.
Que la piel
se regale la piel, ungida
por el afán de luz.
Voluntad de amar
la brisa dulce y salada,
los contrarios
virtuosos.
Rehuir, al fin,
toda decepción
genérica.
Ilustración: Cristobal Toral
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