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ateo poeta

 

Al apasionante mundo

de las perífrasis

se le atribuyen

inconmensurables

ventajas.

 

Y no seré yo

quien les vaya

a aguar la fiesta.

 

Por un lado se evitan

los nombres propios

(con lo cual uno puede

declarar su amor

a los cuatro vientos

sin que nadie replique

por alusiones).

 

Por otro lado

es de agradecer

la renuncia a la insidiosa

manía por definir

cada término

(a la manera de esos amantes

obsesivos que no cesan

de ponerle puertas

al campo).

 

Con la familia

de circunloquios y objetos

indirectos es fácil

mantener largas

conversaciones

(y saltar de tema en tema

como quien no quiere

la cosa).

 

Y como este recurso

no es de obligado cumplimiento,

siempre cabe administrarlo

junto a pequeñas dosis

de abiertas afirmaciones

(de amor, de principios

o de finales).

 

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