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ateo poeta

 

Y poco a poco iré desapareciendo

de tu memoria.

 

Apenas un hilillo de humo,

una nube cómica o triste

a lo lejos.

 

Irás ocupando la rutina diaria

con llamadas de teléfono,

con visitas inexcusables,

con la casa solícita

de tu dosis

de realidad.

 

Todos mis escritos

irán fragmentándose

hasta la saciedad

en palabras, sílabas

y letras a medias

como un puzzle

esparcido

por la alfombra,

o arrumbado

debajo de ella.

 

No importa, en serio.

Deja que la brisa de otoño

te refresque.

Desempolva las alas

y besa.

Todo el sentido

es ahora, ya lo sabes,

frágil,

huidizo.

Más allá del espejo.

 

Yo seguiré

intuiciones parecidas,

por mucho que me enrede

con estos pasatiempos.

 

 

Fotografía: Hanes Kilian

 

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