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ateo poeta

 

En cuanto vuelvas,

sobre todo,

se aclararán algunas dudas.

 

Nos someteremos de nuevo al ojo

del remolino.

Es inevitable sucumbir

a los poderes telúricos

de la naturaleza.

 

Lo único sagrado se expresará,

sin necesidad

de mayores plegarias,

a través del beso y en el beso

y por causa del beso

y de los números primos

y racionales.

 

En cuanto vuelvas

no seré menos esclavo

de los flujos corporales

ni del tráfico de mercancías.

 

Por desgracia

continuaremos enterrando

los cadáveres de la política

manirrota.

 

Un campo de batalla que alboree

sin mácula

nos restaría muchos temas

de conversación.

 

En cuanto vuelvas

nada será de color de rosa

pero siempre podemos elegir

otros colores

de la paleta.

 

 

Fotografía: Otto Stukapoff

 

 

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