Se cierran tus ojos, no quieres
pero son más de las seis de la mañana
y estás buceando en lo inconcluso.
Hay restos de cuerpos más somnolientos
en los andenes y cabezas que repiquetean
contra las ventanas de los vagones,
tan iluminados que no lo soporto.
El orden se ha vuelto a quebrar,
es debido a ti que emerge esa canción
ritual, turbulencia tras turbulencia, no es
estable ninguna lectura al unísono,
tus besos saben a mandarina y a
otoño y a una región febril.
Me quedan miles de palabras
en el tintero y ninguna designará
el destino de esta ebriedad.
Fotografía: Vaclav Chochola
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