Podría parecer que mis períodos
de aislamiento me vuelven
introvertido o solipsista.
Nada más lejos de la realidad.
En mis largos silencios
no dejo de experimentar
la comunicación con algunos
miles de individuos
de ese amplio espectro
llamado humanidad.
Y también contigo, claro,
aunque las huellas
sean harto delebles.
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